A mí me gustan las flores
que nacen de tu mirada,
que riegas con lagrimones
que no saben llorar por nada.
Y me gustan los colores
que colorean tu cara,
cuando el negro te acoje
pero largas de su morada.
Te visto con fresas tiernas
tu cuerpo de sobremesa,
soy calentura en tus piernas,
y del vaivén de tu ser, la presa.
Me amago tras las cosas más ciertas.
Te escondo a ti también si me besas.
Sufro rescoldos por la espalda mientras,
que me queman por dentro y por fuera.
Quedo avistado por un mal destino
pero me siento a esperar a la dicha;
porque si viene por deseo divino,
será con quien seguir con la vida.
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