Recuerda mi cara por si un día te aburres,
dibuja sonrisas de mi gesto en las nubes
y vuelve a entretenerte besando mis labios.
Remienda las noches con parches de luna,
estate volando sin rumbo en la bruma
hasta encontrarme y caer en mis brazos.
Carga con las penas tus mochilas vacías,
vende al por mayor las jornadas perdidas,
y cuida de saberme antes de enjuiciarme.
Alarga tu vida para hacer que te cunda,
anida a tus pechos en hojas moribundas,
que ya vendré yo a soplar y a adorarte.
Y cuando amanezca estarás en mi vida,
haremos las cosas que fueron prohibidas,
pero que nos gustan porque nos desgasta.
Rompe mis labios a mordisco encendido
que lamer tu piel es mi pecado vivido;
seremos los golpes de aire en las camas.
Abrazarte, abrazarme; tus brazos: mi mundo.
Rompo en carrera en descenso y me hundo,
pero sé que resurjo si te siento y respiras.
Entonces, aún perdido, con los ojos cerrados
sabré mi camino, porque acaba en tus labios,
y cuando yo arribe estallaré en mi alegría.
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