Sabiéndolo todo en oleaje
avanza errante la mar bohemia,
sobre pestañas de sal en viaje;
son neblina de aire para ella.
Y el cielo vuelve a besarla,
a quién antes le lanzó un beso,
sabe que ha vuelto a enamorarla
con todos sus cariños de viento.
Yo levo anclas, al merced suave
de brisas clandestinas que bailan,
de los rumores lejanos de aves;
a los lugares que la nada traiga.
Lo inunda todo la inmensidad,
rompe el sollozo la soledad más vil,
se arremolinan ganas con ansiedad,
se agazapa el corazón bajo el mástil.
Volando, alejándose de la razón.
Viajando, a los virajes perdidos.
Mojando, todo lo hunde el tifón.
Mareando, las olas son sus latidos.
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