Yo esperaba sentatido a que se fuera el Sol,
tú querías que nada cambiara de ayer,
pero todo se escapa y el mañana llegó
con la cara sucia y no lo quise ver.
Cerré mis ojos en contraindicación,
y alumbré sentimientos a falta de color,
y ahora que sólo veo lo que hay dentro de mí,
me encontré con tu cara y me eché a sonreír.
Y me eché a sonreír...
...porque me viene a la mente los latidos de miel
que alocadamente dejaste en mi piel,
se me inundan los labios del agua de tu ser,
se acongoja mi estima por dejarte perder.
Y abrí mis ojos y te volví a encontrar,
creí soñarte pero eras de verdad,
besé tu boca y me noté volar,
me elevaste y no te pienso soltar.
Y ahora por las nubes volamos tú y yo
viendo como sube el nivel de amor,
lo más sorprendente fue ver que los dos
eramos como niños riendo sin razón.
Y agité mis alas y me dejé llevar,
yo feliz te miraba, tú mirabas al mar,
era tan pequeño bajo nuestros pies,
que me sentí crecer.
Y déjame ver como crecen de tu ombligo
los geranios,
deja que la primavera se haga cargo
de encontrarte para que duermas un lecho,
hecho de rosas y jazmín.
Permíteme que estreche en mis brazos el
calor de mil veranos,
que te sienta cerca para cuando acuda el frío
dormir en tu lecho,
entre tus pechos y flores.