Lanzando al aire el alambre
para que él forje nuestro destino,
andando por andamiaje deplorable,
que al aguantarnos pierde equilibrio.
Con la sensación de estar derrotado
sigo sobreviviendo a las batallas,
que se muestran como algo inesperado,
y que te siguen allá dónde vayas.
Y aunque anuncien lluvias duraderas,
más duro y mojado estará mi corazón,
que ni alma, ni títere, ni tan sólo fieras
podrán arrancarlo de su latir en vocación.
Anhelo despertar y sonrío al dormirme,
vivo los momentos del todo infinitos,
para si llega algún día en que deba irme,
saber caminar en pos de lo exquisito.
Quiero vivir al máximo cada momento,
a poder ser al lado de un gran afecto,
quiero padecer lo mínimo, y seguir contento
de tener lo que me sobra y poder retenerlo.