Ya era hora de que se fueran
los mosquitos pa la sombra.
Y no me picaran
mientras te besaba
bajo la luz de aquel farol.
Ya va siendo hora
de que se alegren las caras tristonas.
Y que no se diga,
que no se haga broma,
quiero alegría para las personas.
Descubrí que la vida son tres días,
y dos de ellos te los pasas
metidito en la cama sin poder dormir.
Ni despacio, ni deprisa,
ni p'alante, ni p'atrás,
simplemente a su ritmo sin poder parar.
Con sus rosas y sus cardos,
con su agua y sequedad,
con sus ríos y sus mares,
con sus lágrimas.
Ya era hora de que se fueran
las malas sombras,
llenas de mosquitos, mosquitos que ahora
ya no me pican; ya no me rondan.